jueves, 31 de mayo de 2012

133. Fronteras de la ciencia (Música del tercer tipo)

(Aparecen iluminados Puccio, Jorge y Daniel sentados a los teclados, y se oye a Marcos en off)


Marcos Mundstock: A continuación, y finalizando este recital, presentamos...
Coro: Fronteras de la ciencia...


Marcos Mundstock: Los misterios insondables del Universo...


Carlos López Puccio: ¿Por qué?
Jorge Maronna: ¿Por qué?
Daniel Rabinovich: ¿Por qué?
Carlos López Puccio: ¿Cómo?
Jorge Maronna: ¿Cómo?
Daniel Rabinovich: ¿Cómo?


Marcos Mundstock: Los eternos interrogantes del Hombre...


Carlos López Puccio: ¿Cuándo?
Jorge Maronna: ¿Cuándo?
Daniel Rabinovich: ¿Cuándo?
Carlos López Puccio: ¿Dónde?
Jorge Maronna: ¿Dónde?
Daniel Rabinovich: ¿Dónde?
Carlos López Puccio: ¿Con quién?
Jorge Maronna: ¿Con quién?
Daniel Rabinovich: ¿Con quién, con quién, con quién estará Esther? (Menciona a un personaje de una obra anterior)
Marcos Mundstock: Buenas noches. Bienvenidos a "Fronteras de la Ciencia... ia, ia, ia, ia...". Pese a que la ciencia tradicional y los organismos oficiales no quieren reconocerlo, no estamos solos en el Universo... uo, uo, uo, uo... Seres de otros planetas nos visitan asiduamente... ie, ie, ie, ie... Pero los intelectuales nos preguntamos: ¿Por qué se "escuenden"? ¿Por qué no se "mostran"? Hace muy pocos días, muy cerca de aquí, el señor Asdrúbal García, vecino de la zona, tuvo un encuentro cercano del tercer tipo... ¡Vio a los extraterrestres! Esa misma nocheeeeee, el piloto de un avión comerciaaaaaaal (simula con los brazos el vuelo de un avión) divisó la nave de los alienígenas. Oigamos la grabación efectuada por la torre de control de tráfico aéreo:


Daniel Rabinovich: Torre de control de tráfico aéreo... Aerial traffic tower control... This is the pencil of Esther Píscore... (Hace mención a una obra anterior, "El negro quiere bailar")
Carlos López Puccio: ¡No, no, no, no!
Daniel Rabinovich: Aquí... aquí vuelo Fly Airways, aquí vuelo Fly Airways 687. Mi posición 70 millas al norte.
Carlos López Puccio: Adelante, Fly Airways.
Daniel Rabinovich: Control, un objeto no identificado vuela a nuestro lado.
Carlos López Puccio: ¡Adelante!
Daniel Rabinovich: No, al lado.
Carlos López Puccio: Describa el objeto.
Daniel Rabinovich: ¡Adelante!
Carlos López Puccio: ¿No me dijo al lado?
Daniel Rabinovich: Hablaba con la azafata. Adelante, preciosa.
Carlos López Puccio: Inicie la descripción.
Daniel Rabinovich: Está bastante buena, se llama Susana, un metro setenta, ojos verdes...
Carlos López Puccio: No, no, que describa el objeto.
Daniel Rabinovich: Redondo, como un disco.
Carlos López Puccio: ¿Grande o pequeño?
Daniel Rabinovich: Pequeño.
Carlos López Puccio: Debe ser un "compact". Fly Airways, yo también lo veo en el radar, ¡es enorme, es como un avión!
Daniel Rabinovich: ¡Esos somos nosotros, control! El objeto se está alejando de mi avión, prácticamente no se divisa. Voy a proceder a un... ¿Control?


(Se apagan las luces y queda todo a oscuras)


Daniel Rabinovich: ¡Control, se han apagado las luces! ¿Control? ¡La nave no responde! ¡Azafata, apártese! ¡Se mueve, no puedo dominarla!
Carlos López Puccio: ¡Debe dominar esa nave!
Daniel Rabinovich: No, la que se mueve es la azafata...
Carlos López Puccio: ¡Fly Airways, ya no lo veo en el radar! Fly Airways, ¿cuál es su posición?
Daniel Rabinovich: ¡Y... la posición tradicional!


Marcos Mundstock: Está bien... claro, porque vos le dijiste "¿Cuál es su posición?" Entonces él...


(Marcos se da cuenta de que el público le está oyendo y cambia el tono de voz para hacerlo más misterioso)


Marcos Mundstock: Poco después, la nave de los marcianos tocó tierra y se produjo el encuentro con el señor Asdrúbal García. Y ahora aquí, en Fronteras de la Ciencia, en primicia exclusiva, por primera vez en la televisión mundial, estamos en condiciones de mostrarles... (suena fanfarria) a Asdrúbal García.


(Aparece Carlos Núñez corriendo por el escenario y agitando los brazos muy nervioso)


Carlos Núñez Cortés: ¡Yo estuve con los marcianos! ¡Yo estuve con los marcianos! ¡Yo estuve con los mar... he visto a los marcianos! ¡He visto a los mar... a los marcianos!
Marcos Mundstock: Señor García, ¡me imagino el susto!
Carlos Núñez Cortés: Sí... pero después se fueron acostumbrando.
Marcos Mundstock: Bueno, cálmese y cuéntenos exactamente qué sucedió esa noche.
Carlos Núñez Cortés: Verá usted: yo regresaba a mi casa en el coche, con mi mujer, cuando de pronto... ¡el motor se detuvo!
Marcos Mundstock: Y tengo entendido que su reloj también se detuvo...
Carlos Núñez Cortés: ¡También se detuvo!
Marcos Mundstock: Exactamente cuando vio a los marcianos.
Carlos Núñez Cortés: ¡No! Y eso es lo extraño. ¡Como un año antes...!
Marcos Mundstock: Bien, ¿Y usted qué hizo?
Carlos Núñez Cortés: Lo tiré. (Hace un gesto de desprecio)
Marcos Mundstock: No, no, ¿qué hizo con...? ¿Qué hizo con los marcianos?
Carlos Núñez Cortés: Ah, sí, los marcianos, sí, sí. ¡Entonces los vi, estaban allí, junto a su nave. ¡Fue maravilloso! Ellos se mostraron muy amigables, ¿eh? ¡Y me permitieron tomarle un rollo entero de fotografías!
Marcos Mundstock: ¡Un rollo entero de fotografías!
Carlos Núñez Cortés: ¿Se da cuenta? Eso representaba... ¿Cómo explicarle?... Representaba... la respuesta, la respuesta que yo había estado esperando tantos años.
Marcos Mundstock: ¿La respuesta a qué?
Carlos Núñez Cortés: A los mensajes. A los mensajes cantados que yo les enviara al planeta Marte.
Marcos Mundstock: ¿Y cómo les enviaba esos mensajes?
Carlos Núñez Cortés: ¡Jajá! ¡Con mi instrumento cósmico higrométrico espacial!


(Vuelve a sonar fanfarria y dos asistentes introducen en escena la ferrocalíope. Marcos extiende los brazos señalando la ferrocalíope y Carlos le abraza)


Carlos Núñez Cortés: ¿Quiere escuchar una de las canciones que les envié a los marcianos?
Marcos Mundstock: ¡Fantástico!


(Mientras Carlos toca el teclado de la Ferrocalíope, sale humo de los silbatos y éste es iluminado por bombillas de colores. Se logra así un maravilloso efecto visual que hace que el publico aplauda)


Carlos Núñez Cortés:
¡Eh, marcianos!
¿Están allí?
Si están allí
vengan aquí


(Carlos toma unas maracas y comienza a bailar)


Carlos Núñez Cortés:
Vengan a visitarnos, no dejen de venir.
Avisen cuando llegan para irlos a recibir.
Les daremos cariño, el corazón entero.
Pidan lo que quieran, excepto dinero.


No hablaremos de ciencia, sino de placer,
de nuestras apetencias y de la mujer.
Son una obra de arte, rubias y morenas.
No las de Marte, las de aquí están re-buenas


(Termina la canción dejando las maracas sobre la cabeza de Marcos, ante la atónita mirada de éste)


Marcos Mundstock: Y díganos, señor García, ¿les envió muchas de estas canciones?
Carlos Núñez Cortés: Sí, sí, sí. Todas las noches. Durante diez años.


(Marcos se levanta amenazante y le señala con el dedo)


Marcos Mundstock: ¡Pobrecitos! Pero debemos preguntarnos qué opina, por ejemplo la Iglesia, en el tema de los extraterrestres. Tendremos ahora el testimonio del Padre Gervasio, un sacerdote que ha investigado y profundizado personalmente estos temas, y que ha tenido la amabilidad de concurrir a Fronteras de la Ciencia. Padre, gracias por estar aquí.


(Aparece Jorge dentro del barríltono, avanzando hacia Marcos. Interpreta su personaje en la obra "San Ictícola de los peces")


Jorge Maronna: Buenas noches. Quien da la respuesta más certera a este problema... ¡es San Ictícola! Aunque se ha discutido mucho acerca de sus afirmaciones. Pero San Ictícola es muy claro: cuando los discípulos le preguntan sobre platos voladores, él responde lo siguiente: "Orbis completorum iniquitatis mayestatic abundorum est".


(Marcos no sabe cómo traducir lo que ha dicho Jorge)


Marcos Mundstock: ¡Ahh! ¿Y a usted qué le parece, Padre?
Jorge Maronna: A mí me parece que está en latín
Marcos Mundstock: Eh, no, yo me refiero a sus propios estudios...
Jorge Maronna: ¡Ah, sí! Yo he leído los textos significativos: Isaías 24, 3; Corintios 18, 1 y Efesios 14, 12.
Marcos Mundstock: ¿Y con qué resultado?
Jorge Maronna: ¡Corintios 4, Efesios 0!


(Jorge abandona el escenario)


Carlos Núñez Cortés: Con goles de Isaías...
Marcos Mundstock: Pero también debemos preguntarnos qué opinan otras religiones, claro. Tendremos ahora el pensamiento de un sabio, un santo, experto en una milenaria sabiduría oriental. ¡Tengo el gusto de presentarles al gran Swami Sali Maharishi Baba!


(Entra Puccio en escena, interpretando su personaje en la obra "Así hablaba Sali Baba")


Marcos Mundstock: Maestro, qué suerte que pudo llegar hasta aquí... Que pudo llegar hasta hoy... Bien, ¿qué opina de los extraterrestres?
Carlos López Puccio: Mire, le voy a responder, más que como gurú, como espiritista.
Marcos Mundstock: Pero cómo, ¿acaso usted es espiritista?
Carlos López Puccio: Ah, sí, yo ahora he extendido mis prácticas a otras disciplinas, los tiempos están muy difíciles. Ahora hago astrología, tarot, adivinación y manejo un taxi. Y también soy médium, soy un gran médium, uno de los más grandes. Mire, más que médium soy un "extra-large".
Marcos Mundstock: Enhorabuena, maestro... Bien, entonces díganos; ¿qué opina el espiritismo sobre los extraterrestres?
Carlos López Puccio: Que no son extraterrestres, son espíritus. Los espíritus son responsables de muchas cosas que no entendemos, y yo se lo voy a demostrar con una experiencia de espiritismo colectivo. Necesito voluntarios.


(Jorge y Carlos Núñez se unen a Puccio y Marcos)


Carlos López Puccio: Vamos a convocar a un espíritu que pueda estar presente, concéntrense. Tómense de las manos.


(Los tres juntan cada uno sus respectivas manos)


Carlos López Puccio: ¡De las mías!
Carlos+Marcos+Jorge: ¡Ah!
Carlos López Puccio: Y repitan: ¡Espíritu!
Coro: ¡Espíritu!
Carlos López Puccio: ¡Responde a nuestro llamado!
Coro: ¡Responde a nuestro llamado!
Carlos López Puccio: ¡Comunícate con nosotros!
Coro: ¡Comunícate con nosotros!


(Se oye la voz de Daniel en off. Los demás sobre el escenario comienzan a temblar de miedo por haberse comunicado con el espíritu)
Daniel Rabinovich: Usted se ha comunicado con el espíritu... En este momento no puedo responderle, por favor deje su mensaje después de la señal.


(Salen de escena Jorge y Puccio)


Carlos Núñez Cortés: ¡Ja, ja! ¡El espíritu tenía el aparatito ese que...!
Marcos Mundstock: Señor García, ha llegado el momento tan esperado.
Carlos Núñez Cortés: ¡Otra canción!
Marcos Mundstock: ¡NO! Usted le sacó un rollo entero de fotografías a los marcianos, ¡por fin un documento irrefutable! Ha llegado el gran momento, ¡queremos ver las fotos!
Carlos Núñez Cortés: ¡No, pero las fotos se las dejé a ellos! Se las querían llevar de recuerdo al planeta Marte.
Marcos Mundstock: ¿Pero no le quedó ni una foto?
Carlos Núñez Cortés: ¡Me quedó una!
Marcos Mundstock: A verla...


(Carlos Núñez saca de su chaqueta una foto y se la entrega a Marcos, el cual maravillado inicia su descripción mientras Carlos orgulloso hace gestos de que ha sido él el que ha realizado la foto)


Marcos Mundstock: Fantástico, amigos de Fronteras de la Ciencia. Tengo ante mi vista, y pronto pasaré a mostrarles, un documento que ha de cambiar la historia de la ciencia espacial. Veo ante mí un ser verduzco, arrugado, con el rostro cubierto de escamas, pelos y verrugas... de aire siniestro, amenazante, casi diría repugnante... Tiene entre sus extremidades superiores un extraño cilindro metálico...
Carlos Núñez Cortés: ¡El termo! ... ¡Es mi señora!
Marcos Mundstock: ¡Ahhh, es su... su... ahhhhh! ¡Qué... ahhhhh... ja, ja! Je, je... ¡Fiera! (Y mirando a la foto repite) ¡Fiera!


(Marcos le devuelve la foto a Carlos agarrándola por una esquina, y siente un tremendo escalofrío. Carlos sale de escena)


Marcos Mundstock: Y ahora, finalizando Fronteras de la Ciencia, el último invitado de la noche, un pensador, un poeta, un filósofo. Tengo el gusto de presentarles al gran ¡Manuel Darío!


(Entra Daniel en escena interpretando su personaje en la obra "Manuel Darío")


Daniel Rabinovich: Sha-la-la-la, sha-la-la-la, sha-la-la-la, ¿cómo te va?
Marcos Mundstock: Manuel Darío, Manuel Darío, tú de todo haces una canción.
Daniel Rabinovich: Muchas gracias
Marcos Mundstock: Así te salen...
Daniel Rabinovich: Muchas gracias
Marcos Mundstock: Bien, te haré la misma pregunta que a todos los invitados: ¿Qué opinas de los extraterrestres?
Daniel Rabinovich: Que son mentiras, que son embustes... que son... realmente se usan para engañar a la gente y aprovecharse de su inocencia, ¿no?


(Marcos intenta hacerle callar por esos comentarios inadecuados, pero Daniel no se da por aludido y continúa hablando)


Daniel Rabinovich: Incluso hay algunos programas de televisión, con algunos conductores que son impresentables, realmente repugnantes que engatusan a la gente vendiéndole...
Marcos Mundstock: ¿Por qué no nos cantas una de tus hermosas canciones?
Daniel Rabinovich: ¿Cómo no? Escúchala:


Daniel Rabinovich:
Del comerciante escondido
te tienes que defender.
En cuanto estés distraído
algo te querrá vender.


(Entra Carlos Núñez en escena y comienza a cantar a dúo con Daniel)


Daniel+Carlos:
Del comerciante escondido
te tienes que defender.
En cuanto estés distraído
algo te querrá vender.


Daniel Rabinovich:
Al descubrir la mentira
sin miedos enfréntala,
y demostrando tu ira
proclama ¡Sha-la-la-la!


Marcos Mundstock:
Los comerciantes te venden,
ante el dinero se postran.
Pero ¿por qué se "escuenden"?
¿Por qué no se "mostran"?


Daniel+Carlos+Marcos:
Del comerciante escondido
te tienes que defender.
En cuanto estés distraído
algo te querrá vender.


(Entra en escena Puccio en su papel de Sali Baba)


Carlos López Puccio:
Hay un montón de farsantes
y falsos predicadores.
Hay curanderos, tunantes,
e incluso hay cantautores.


(Puccio señala a Daniel mientras Jorge Maronna entra en escena dentro del barríltono)


Jorge Maronna:
No es verdad que el alma
se encarna otra vez.
Lo que en verdad se reencarnan
son las uñas de los pies.


Coro:
Del comerciante escondido
te tienes que defender.
En cuanto estés distraído
algo te querrá vender.


Que no te vendan más nada
que tú no quieras tener.
Y con la plata ahorrada...
¡Ven a ver a Les Luthiers!




(Marcos se queda en escena y, después de comentar con Carlos Núñez la obra que van a interpretar fuera de programa, se acerca al micrófono dispuesto a leer la introducción de la obra "Vote a Ortega". Cuando va a comenzar aparece en escena Daniel Rabinovich con una linterna y empieza a dar vueltas por el escenario buscando el zapato que perdió unos minutos antes. Se detiene al borde del escenario y apunta con la linterna al público)


Daniel Rabinovich: Perdón, señor, ¿usted esos zapatos los trajo puestos? ... ¡Mirá quién los tiene! ¡Mirá quién los tiene! Ahí, en primera fila, ahí... ¡Tiene mis zapatos! ¡Y se los puso con medias rojas!
Marcos Mundstock: Señor, mil perdones pero... pero... ¿los trajo puestos o...?


(Marcos se da la vuelta hacia Daniel haciendole ver que los zapatos son del espectador, y se prepara para empezar a leer la introducción de la siguiente obra)







Fuente: Los Luthiers de la Web

135. Perdónala (Bolérolo)

Marcos Mundstock: Con motivo del estreno del conocido bolero “Perdónala” de Johann Sebastian Mastropiero, que escucharemos a continuación, el periódico “Actualidad Musical” se refirió a Mastropiero en términos muy elogiosos, pero a los pocos meses publicó la siguiente rectificación: “Fe de erratas: Donde dice de inspiración arrebatada, como otros compositores románticos debe decir arrebatada a otros compositores románticos, y donde dice su copiosa producción debe decir su copiada producción”. Luego de escuchar el bolero “Perdónala” el gran compositor Günter Fragher le escribió indignado a Mastropiero acusándolo de haber plagiado un pasaje de su tercera sinfonía. La respuesta no se hizo esperar: “Usted me ofende, –dice Mastropiero en su carta- justamente a mí que siempre digo que el artista que se apodera de la idea de otro enturbia las aguas del manantial del espíritu” (famosa frase de Günter Fragher). Curiosamente este caso y otros similares que nos muestran a Mastropiero plagiando a Günter Fragher ha llegado hasta nosotros a través de la propia autobiografía de Mastropiero, y no es que se arrepienta y confiese su culpa sino que su autobiografía es una copia textual de las memorias de Günter Fragher. Sin embargo pese a todo esto quienes –como es nuestro caso- amamos a Mastropiero creemos que muchas de estas conductas que se le atribuyen en realidad le son totalmente ajenas. Probablemente sean de Günter Fragher. Bien, escucharemos a continuación pues de Johann Sebastian Mastropiero el bolero “Perdónala” (de Günter Fragher).


Se encienden las luces y aparecen por un lado Carlos Núñez Cortés, Carlos López Puccio y Jorge Maronna y por el otro Daniel Rabinovich como solista.


Daniel Rabinovich:
No querría con Esther seguir viviendo
Lo que hizo ya no puede perdonarse
Que se vaya, no me agrada estar sufriendo
Ciertas cosas no deben olvidarse


Coro:
Perdónala, perdónala
Es dulce, te fue fiel es una dama
Perdónala, perdónala
Seguro que aún ella te ama


Daniel Rabinovich:
No querría con Esther seguir viviendo
Lo que pude perdonar lo he perdonado
Esa tarde cuando ya se estaba yendo
Confesó que ella nunca me había amado


Coro:
Perdónala, no obstante
Regresa a aquellos besos como miel
Esther te fue leal te fue constante
Y toda la vida te fue fiel


Daniel Rabinovich:
No querría con Esther seguir viviendo
Nuestra vida fue amarga como hiel
Esa tarde cuando ya se estaba yendo
Confesó que ella nunca me fue fiel… ¡Dale!


Coro:
Compréndela, ten calma
Fueron sólo veinte hombres hasta ayer
Y piensa que en el fondo de su alma
Esa muchacha es una dulce mujer


Daniel Rabinovich:
No querría con Esther seguir viviendo
Ya no puedo perdonar a esa muchacha
Esa tarde cuando ya se estaba yendo
Me persiguió por la casa con un hacha


Coro:
Tolérala es sólo una muchacha
Conviene que unos días no se vean
Las mejores parejas se pelean
Y casi todas se persiguen con un hacha


Daniel Rabinovich:
No querría con Esther seguir viviendo
Mis amigos nunca fueron de su agrado
Esa tarde cuando ya se estaba yendo
Opinó que eran todos unos vagos


Coro:
Olvídala, debes olvidarla
De esa bruja por fin te liberaste
Pero cuéntanos antes de olvidarla
Que fue lo peor, lo que no le perdonaste


Daniel Rabinovich:
Lo último que hizo fue tremendo
Eso sí que no puede perdonarse
Esa tarde cuando ya se estaba yendo
Decidió quedarse







Fuente: Los Luthiers de la Web

137. A la playa con Mariana

Marcos Mundstock: Cuando el célebre compositor Johann Sebastian Mastropiero se sentó al piano dispuesto a componer una canción ovalada… una canción o balada sobre los versos del poema “A la Playa con Mariana”, le pareció ver la silueta de un extraño animal meneándose en la ventana de su estudio. Un poco asustado llamó a su mayordomo… Je, con el mayordomo de Mastropiero hay una historia muy interesante… Claro, era un corpulento galés que había trabajado en las minas de carbón de la Thomson & Company hasta poco antes de la misteriosa desaparición de uno de los socios de la Thomson & Company, Henry Company. Sí, parece que había tenido problemas de dinero, que había apostado una fuerte cantidad en el condado de Cowthumb, en sus tristemente célebres carreras de vacas, que se hacían ahí… en Cowthumb… Hablando de Cowthumb, en las granjas de las afueras es donde se fabrica el famoso “queso agrio de vaca perdedora”… no, no, muy valorado por los sibaritas franceses, por ejemplo el marqués d’Hiver, que usa estos quesos para hacer su soufflé, el soufflé d’Hiver… de queso, ¿no?… Hablando de soufflé, les voy a dar la receta… no, no se rían que después les sale aplastado y no saben porqué… un secretito para que el soufflé les salga… hay que poner la harina con las yemas en un recipiente más bien grande, y eso hay que dejarlo ventilar tres días y tres noches… pero con la mirada fija en la mezcla. Y después, unos instantes antes de servirlo se lo pone en presencia de un frasco de ajos de Bulgaria… herméticamente cerrado… sí, porque si no el soufflé toma el gusto de los ajos… la gente siempre me pregunta porqué los ajos tienen que ser de Bulgaria… Bulgaria… Bulgaria es un país… Hablando de Bulgaria, una cosa que a mí siempre me ha llamado la atención es que en Bulgaria las mujeres se llaman por ejemplo Nadieschda, Svoboda, Dobrinka… ¡y la capital se llama Sofía! No, idea de los búlgaros, no yo no tuve nada que ver… sí, no, no, en este caso yo soy un simple reproductor… un simple repetidor, digamos… Esto trae a mi mente a la duquesa Sofía Von Stauben, abnegada protectora y amante de Mastropiero… digo para no perder el hilo, ¿no? Sí, porque hay muchos que se van por las ramas… Hablando de ramas, Sofía Von Stauben pertenecía a la rama prusiana de los Von Stauben, y ella fue quien encomendó a Mastropiero la balada “A la Playa con Mariana” que se disponía a componer aquella vez que le pareció ver un extraño animal meneándose en la ventana del estudio y fue y lo llamó a su mayordomo… Je, con el mayordomo de Mastropiero hay una historia muy interesante… Qué, ¿ya la saben? Bueno, no importa, el asunto es que lo llama el mayordomo, el mayordomo viene… Bueno, digamos que un mayordomo es básicamente para eso, ¿no? Para venir cuando uno lo llama… digamos que el único requisito es que esté en otra parte… claro, si no no puede venir… lo llama y le dice “venga” “¿Cómo voy a venir si estoy acá?” le dice él… el… no, es una cuestión de… dos más dos son… eh… Bueno, viene el mayordomo. El mayordomo… … El mayordomo, luego de inspeccionar el lugar le dijo a Mastropiero: “Señor, la silueta que usted vio no se menea, sino que está quieta, no está en la ventana, sino en un viejo cuadro al óleo, y no se trata de ningún extraño animal sino de la duquesa Sofía”. Mastropiero, recuperado del susto, inició la composición de su balada “A la Playa con Mariana” que escucharemos a continuación en versión de Les Luthiers.


Carlos Núñez Cortés:
Se cumple al fin mi deseo
En este fin de semana
Porque iremos de paseo
A la playa con Mariana


Carlos Núñez Cortés:
Comeremos hasta hartarnos
Beberemos mucho alcohol
Y haremos el amor
En la playa bajo el sol


Marcos Mundstock:
Divertirse es algo bueno
Pero con inteligencia
El alcohol es un veneno
Que conduce a la impotencia
Ahhhhhhhhhh


Carlos Núñez Cortés:
Bajo el sol nos amaremos
Junto al mar sin ataduras
Comeremos hasta hartarnos
Y beberemos agua pura…


Marcos Mundstock:
Ya no comas tanta carne
Y consume más verdura
Si no quieres arriesgarte
A una muerte prematura
Ahhhhhhhhhh


Marcos Mundstock:
Dulces, pastas, pan y masas
Te engordan sin clemencia
Ten cuidado con las grasas
Y con las legumbres
Carlos Núñez Cortés: ¿Por qué?
Marcos Mundstock: Provocan flatulencias
Ahhhhhhhhhh


Carlos Núñez Cortés:
Se cumple al fin mi deseo
En este fin de semana
Porque iremos de paseo
A la playa con Mariana


Carlos Núñez Cortés:
Vamos a hacer el amor
En una playa secreta
Lo haremos bajo el sol
Y además haremos dieta


Marcos Mundstock:
Hoy el sol es peligroso
Y por eso lo cuestiono
Se ha tornado muy riesgoso
Por el agujero de ozono
Ahhhhhhhhhhhh


Carlos Núñez Cortés:
Acepto que por el ozono
Tomar el sol esté prohibido
En la playa haremos el amor
Pero lo haremos vestidos


Marcos Mundstock:
En estos tiempos tan duros
Uno debe precaverse
El amor no es muy seguro
Lo mejor es abstenerse


Marcos Mundstock:
Se cumple al fin mi deseo
En este fin de semana
Soy yo quien irá de paseo
A la playa con Mariana
Ahhhhhhhhhhhh







Fuente: Los Luthiers de la Web

138. San Ictícola de los peces (Tarantela litúrgica)

Marcos Mundstock: Según algunos autores los orígenes de la música religiosa se remontan a un pasado muy lejano; según otros se hunden en la prehistoria. La pregunta que surge es: ¿Se remontan o se hunden? Los pescadores primitivos ya entonaban fervorosos himnos litúrgicos para obtener una buena pesca, práctica que cayó en desuso porque dichos cánticos halagaban a los dioses pero ahuyentaban a los peces. Por eso los pescadores de la aldea de Rocca Póvera, en el sur de Italia, le rezan a San Ictícola de los Peces, también llamado San Ictícola de la Mar, y le rezan por una buena pesca en la ermita del santo, situada en plena montaña (donde los peces no puedan oírlos). La aldea de Rocca Póvera depende para su subsistencia de unos pocos cultivos y de su empobrecida pesca, o sea, que su economía es típicamente “agro-pescuaria”. La aldea de Rocca Póvera es pobre aún en leyendas místicas: Nunca un milagro, nunca una imagen que derrama lágrimas… No solamente a ninguno jamás se le apareció la Virgen, sino que de la iglesia de la aldea desaparecieron varios santos, un cáliz y dos relicarios. Pero los pescadores no pierden la fe; una vez más, como cada año en su día se dirigen en procesión guiados por el cura párroco a la ermita de San Ictícola de los Peces para pedirle que esta vez sí atienda sus ruegos.




Jorge Maronna: ¡Hijos míos, vamos todos a la ermita de San Ictícola para pedirle una buena pesca! ¡Vamos!
Daniel Rabinovich: La verdad, padre, desde que le rezamos a San Ictícola cada vez pescamos menos.
Carlos López Puccio: Antes sí que había buena pesca por acá con el santo que teníamos antes, pero… lo trasladaron…
Jorge Maronna: Es que San Ictícola sabe que entre vosotros hay herejes, perjuros, apóstatas, y por eso está molesto
Carlos Núñez Cortés: Padre, si le molesta la “apóstata”, ¿por qué no se opera?
Jorge Maronna: ¡Ah, ya estamos llegando! ¡Vamos, vamos!


Coro:
San Ictícola de la mar
San Ictícola de los Peces
Te queremos solicitar
Que nos des una buena pesca
Al contrario que otras veces
No nos vuelvas a fallar
Con fervor y con fe
Te venimos a rezar
Pero tú también
Pon un poco de voluntad
San Ictícola de la mar
San Ictícola de los Peces
No nos vuelvas a fallar


(Daniel en un descuido pone la mano sobre el acordeón que toca Carlos Núñez. Éste, al cerrarlo, le pilla los dedos)


Daniel Rabinovich: ¡Ahhhhhhhhhhhhhh!
Carlos López Puccio: ¿Qué pasó?
Daniel Rabinovich: ¡Me mordió la oruga!
Carlos López Puccio: ¿Ya estás bien?
Daniel Rabinovich: Sí, esta mano me quedó…


(Daniel se da cuenta de que se ha vuelto a pillar los dedos con la trompeta y vuelve a gritar)


Daniel Rabinovich: ¡Ahhhhhhhhhhhh!


(Carlos López Puccio y Carlos Núñez corren hacia él para liberarle la mano, y cuando lo consiguen Daniel agarra del pelo a Carlos Núñez, el cual a su vez comienza a gritar)


Carlos Núñez Cortés: ¡Ahhhhhhhhhhhhh!


(Carlos López Puccio comienza a gritar y a patear el suelo)


Carlos López Puccio: ¡Ahhhhhhhhhhhhh!
Daniel Rabinovich: ¿Por qué gritás?
Carlos López Puccio: Por solidaridad.


(Carlos Núñez le devuelve la trompeta a Daniel, el cual se asusta y la coge cuidadosamente por un extremo, como si fuera un arma peligrosa)


Jorge Maronna: Silencio, hijos, silencio. Recordad, hemos venido en el día del Santo para rezarle al Santo en su santo.


Coro:
San Ictícola de los Peces
En tu día te imploramos
Cumple nuestros pedidos
Cumple nuestros ruegos en tu día
¡Cumpleaños feliz!


Jorge Maronna: Hermanos: Cada vez hay menos pesca. ¿Y la culpa de quién es?


(Carlos Núñez señala enfadado a Daniel mientras se toca la cabeza, dolorido por el tirón de pelos de antes)


Jorge Maronna: La culpa es de vosotros, porque vivís en pecado.
Carlos López Puccio: No, padre, vivimos del pescado.
Jorge Maronna: Oremos


(Carlos López Puccio y Carlos Núñez se arrodillan, Daniel se queda en pie y comienzan a rezar)


Jorge Maronna: San Ictícola de los Peces ten piedad de estos pobres pecadores
Todos: San Ictícola de los Peces ten piedad de estos pobres pecadores
Jorge Maronna: Te confesamos todas nuestras faltas
Todos: Falta ropa, falta comida, falta dinero


(Jorge Maronna se da la vuelta sorprendido y pone cara de no estar seguro si lo que ha escuchado lo han dicho o no)


Jorge Maronna: Nos retractamos de las ofensas inferidas
Todos: Nos retractamos de las ofensas inferidas
Jorge Maronna: A nuestros padres, a nuestros hermanos
Todos: A nuestros padres, a nuestros hermanos, nos retractamos
Jorge Maronna: A los hijos, a los cónyuges
Todos: A los hijos, a los cónyuges, nos retractamos
Jorge Maronna: A los tíos, los primos…
Todos: A los tíos, los prim…
Jorge Maronna: …los sobrinos, los cuñados, los suegros, los yernos, las nueras
Todos: …sí, nos retractamos.
Daniel Rabinovich: Se ve que es un retracto de familia


(Daniel, que está en pie le pone los cuernos a Carlos Núñez, éste se queda de rodillas señalándolo y ambos miran hacia delante sonriendo posando para una foto)


Jorge Maronna: San Ictícola de los Peces, perdona a estos pecadores, inicuos, impíos, perjuros, perversos, despreciables degenerados
Todos: No te creas, no es para tanto


(Se ponen todos en pie)


Jorge Maronna: Cantemos.


Coro:
San Ictícola de los Peces
Danos pescado abundante
O caeremos en la tentación de la carne
Y la maldición del colesterol


Alabado sea el lenguado
Y el bacalao, alabao
Luz divina la sardina
Divina luz a la merluza


Jorge Maronna: ¡Entonemos grandiosos salmos! ¡Salmones! Y loas, al atún.


Coro:
Loas atún
Loas atún
Atún, atún
A tu nombre.


Jorge Maronna: Y ahora leeré la vida de San Ictícola
Daniel Rabinovich: ¿Toda, padre?


(Daniel se da la vuelta, aburrido pensando en escucharla y Carlos Núñez le recrimina por gestos su actitud y le obliga a volver y a escuchar)


Jorge Maronna: Don Ictícola Fiorentini fue un honesto mercader, que vivió en la Toscana en el siglo… XI, que descubrió su vocación religiosa el día en que casi muere atragantado por una espina de besugo. Su abnegada esposa salvó su vida extrayéndole la espina pero esos instantes de pánico le causaron una tremenda impresión: Ictícola nunca había visto tan de cerca a la muerte… ni a su esposa. Entonces decidió tomar los hábitos… sobre todo el hábito de no comer pescado, y comenzó su prédica, la prédica contra el consumo de todo tipo de pescado. En 1614 fue canonizado como San Ictícola de la Mar, protector de los peces… encargado de mantenerlos alejados de las redes de los pescadores…
Carlos Núñez Cortés: ¿Y qué estamos haciendo acá? ¿Qué estamos haciendo acá? ¿Se puede saber qué estamos haciendo acá? ¡Veinte años que venimos a esta roca podrida a rezarle al muñequito y ahora me sale… no…!
Jorge Maronna: ¡No, no! Lo que pasa es que esta parte no la había leído nunca…
Carlos Núñez Cortés: Era San Ictícola el que nos arruinaba la pesca, ¿te das cuenta? ¡Tan santito que parecía!
Jorge Maronna: No, no, está bien… No debimos rogar a San Ictícola…
Carlos Núñez Cortés: ¿Pero en qué quedamos, padre? Si ruegas porque ruegas, si no ruegas porque no ruegas…


Daniel Rabinovich: Hablando de Noruega… ¿Se acuerdan de las turistas noruegas, las que vinieron el año pasado?
Carlos Núñez Cortés: ¿Y qué tiene que ver eso ahora?
Daniel Rabinovich: Dejemos la pesca, dediquémonos al turismo, aprovechemos nuestras hermosas playas, el sol del Mediterráneo, así vienen las turistas noruegas, que allá se están…
Jorge Maronna: No, no, no. ¡Esas turistas nórdicas son impúdicas!
Daniel Rabinovich: ¡No, noruegas!
Jorge Maronna: Los hombres las espían, luego viene la tentación, los malos pensamientos… toman el sol con el torso desnudo…
Todos: ¡Je, je, je!
Jorge Maronna: No, esas cosas nunca vienen solas…
Daniel Rabinovich: ¡No, vienen de a pares!


(Carlos le mira indignado, haciendole ver que están intentando engañar al párroco y Daniel está fastidiándolo todo)


Daniel Rabinovich: La tentación y los malos pensamientos.
Jorge Maronna: No, no, no, no, no. ¡No voy a permitirlo!


(Jorge Maronna se da la vuelta dentro del barríltono dando la espalda y los demás se giran hacia el otro lado cabizbajos y apenados por la negativa del cura. Nadie dice ni una palabra, y Jorge Maronna les mira de reojo)


Jorge Maronna: No insistan…


(Los tres se miran extrañados y luego miran al cura párroco)


Jorge Maronna: ¡Bueno, está bien… ya que insisten…!


(Todos se ponen a dar saltos de alegría, incluyendo al cura que comienza a bailar dentro del barríltono)


Carlos López Puccio: Padre, ¿a quién le podemos rezar para que nos mande turistas suecas, belgas…?
Carlos Núñez Cortés: Alemanas…
Jorge Maronna: Torso desnudo…
Carlos Núñez Cortés: ¡Sí!
Jorge Maronna: Hay una santa, Santa Lola de los Lactantes… ¡Vamos a rezarle para que nos mande turistas!


Coro:
Suecas, belgas y alemanas
Son mujeres muy completas
Por su cuerpo seductor
Por la gracia de sus piernas
Por la gracia de sus…
¡Por la gracia del señor!







Fuente: Los Luthiers de la Web

134. El negro quiere bailar (Pas de merengue)

Marcos Mundstock: La siguiente pieza de este recital es un ritmo latinoamericano muy festivo, muy animado que se canta, se baila, sobre todo difundido en países tropicales como Colombia, Venezuela, República Dominicana… en fin, estamos hablando ni más ni menos que del famoso merengue. El merengue es una danza…
Daniel Rabinovich: ¿Cómo le va?
Marcos Mundstock: ¡Doctor!
Daniel Rabinovich: ¿Cómo está?
Marcos Mundstock: Bien. Me alegro de que esté aquí, así podemos compartir esta breve disertación.
Daniel Rabinovich: ¡Ah, como no!
Marcos Mundstock: Y esto, digo, deja de ser un simple monólogo para convertirse en un bi-ólogo. Estabamos hablando del merengue.
Daniel Rabinovich: El merengue es un delicioso postre, un pequeño pastel o pastelito de forma aovada o ahuevada que se hace batiendo las claras de huevo a punto de nieve, se lo mezcla con el almíbar y se lo hornea veinte minutos.
Marcos Mundstock: Doctor, no…
Daniel Rabinovich: Una vez que…
Marcos Mundstock: Me temo que ha habido un pequeño malentendido malentendido. Yo me refería al merengue en tanto danza.

(Daniel mira a Marcos extrañado y continúa)

Daniel Rabinovich: Se baten las claras de huevo a punto de nieve, se lo mezcla con el almíbar…
Marcos Mundstock: No, no, no…
Daniel Rabinovich: … y se lo hornea veinte minutos.
Marcos Mundstock: … danza, danza.
Daniel Rabinovich: Bueno, se puede danzar mientras se hace el batimento.
Marcos Mundstock: No, no. Por lo tanto, déjeme a mí, le propongo que partamos de un principio…
Daniel Rabinovich: No se lo puede partir, es un postre seco. Se desmigaja todo…
Marcos Mundstock: No, digo que partamos de la Historia, usted sabe que en la mitología griega están las musas que propician las artes, por ejemplo la musa del teatro, Talía, la musa de la música, Euterpe… bueno, hay otras… más… la musa de los escarabajos… la “escaramusa”… Pero dada la índole de la disertación que nos congrega en este recinto, digamos que la musa de la danza es Terpsícore.
Daniel Rabinovich: ¿Quién?
Marcos Mundstock: ¡Doctor, no me diga que no conoce a Terpsícore!
Daniel Rabinovich: De nombre no, a lo mejor si la veo… ¿Esther Píscore? ¿Quién es? No, no la conozco yo… No, no, me acordaría porque yo tengo buena memoria para la… Esther Píscore, ¿qué tal es, es simpática? Bueno, bah, no me importa ¿está buena?, digo… Esther Píscore, con ese nombre no debe pasar inadvertida, ¿no?… Esther Píscore, ja, ja, acá está Esther Píscore

Marcos le intenta avisar de su error en voz baja torciendo la boca para que no se note mucho.

Marcos Mundstock: No dije Esther.
b>Daniel Rabinovich: Esther Píscore…
Marcos Mundstock: No dije Esther.
Daniel Rabinovich: ¿Tiene parestesia?

Daniel le coloca la mandíbula en su sitio y Marcos respira aliviado.

Daniel Rabinovich: Esther Píscore dijo.
Marcos Mundstock: No dije Esther.
Daniel Rabinovich: ¿Cómo que no dijo…?
Marcos Mundstock: Dije “Es-Terpsícore”.
Daniel Rabinovich: ¡Ahhh! ¡Ah, claro! Ésther Píscore, Ésther Píscore. Esa es la pronunciación griega, claro. Nosotros a las Ésther de ustedes las llamamos Esthér, directamente. Si viene caminando una por la calle y usted le dice “Ésther” sigue caminando y no se entera; en cambio usted le dice “Esthér”, se da la vuelta y dice “Sí, ¿me llamaba?” “Sí, yo soy Daniel” y se entabla un… ¿eh? “Mucho gusto”, se entabla lo que puede llegar a ser… digamos… bueno, no siempre se… bueno, siempre y cuando se llame Esther, si se llama Alicia sigue viaje, tampoco se entera… por más que uno le diga Esther… Una vez venía caminando una, le dije “Esther”, se dio la vuelta y me dijo “Yo me llamo José Luis”. Y no se entabló nada, porque a mí no me va ese tipo de… ese tipo de… ni ese tipo ni ningún tipo, quiero decir, no es lo mío, a mí me educaron mis padres de una manera y yo he sabido responder a esa educación honrando… honrándola, digamos. Me educaron en la libertad de poder pensar lo que me dé la gana pero sí, las cosas se hacían de una forma… pero también había que poder respetar a los demás porque cada cual podía hacer de su vida lo que se le diera la gana, ¿no? Pero no había “tu tía”, ¿no?, o sea no había tú tía, mi tía si que había, ¿no? Y ella era la que nos daba cuando nos portábamos… ¿no? O sea… pero siempre había un motivo para tolerar, por ejemplo sí había que respetar a los demás por lo que los demás quisieran ser, no había que ser sectario. El pluralismo, la otredad, y, digamos, la libertad de expresión, inclusive… eran la base de la… en mi familia, por lo menos, no sé en la suya, ¿no? Si José Luis quiere allá él, yo no me voy a interponer… Bueno, seguro que no me voy a interponer, eso seguro que no… pero que él haga de su… qué el haga lo que quiera, quiero decir. Y si usted quiere ir con José Luis vaya, ¿eh? también. ¿Quiere? Yo no se lo voy a presentar, porque a mí qué me… pero si usted… ¿Píscore es un apellido griego? Píscore, Ésther Píscore. Ah, que se casó con García, que era el griego. Ésther Píscore de García el Griego. Ésther Píscore… y la maestra la llamaba por su nombre de pila, o batería. “Esthercita ven para acá”, y ella no iba porque era díscola, era discóbola se dice en griego: “Ésther, la discóbola, de García”, y había hecho la… la… la… el servicio militar, cumplió con… bajo bandera… “¡Ésther Píscore de García, presente! ¡Cuerpo a tierra, Píscore! ¡Venga para… acá…!”. En el…

Marcos Mundstock: Cálmese doctor. Ha estado usted reflexionando digamos… bueno… por caminos sinuosos… digamos ha estado usted razonando fuera del recipiente. Es mucho más simple, fíjese con que natural casi displicencia, lo enuncio yo, “La musa de la danza es Terpsícore”, como si no me importara nada.
Daniel Rabinovich: Ésther Píscore, a mí tampoco me importa. Ésther Píscore, es correcto, Ésther Píscore…
Marcos Mundstock: ¡Terpsícore!
Daniel Rabinovich: ¡Esther Píscore! ¡Esther Pís…!
Marcos Mundstock: ¡No, TERPSÍCORE!
Daniel Rabinovich: Ésther Pisis, Ésther Pisis, Ésther…
Marcos Mundstock: ¿Qué Pisis?
Daniel Rabinovich: No, no sé si es de Piscis, no sé cuando nació. Estecis, es de cistitis, tiene cisti… Si es de Piscis puede tener cistitis. Es Pisis tisis, es de… Esther Pisis tis, estesis pis, estipis tisipi disis, isisdisis, isipisidisis, disis pisis disis, disis, disis, disis… ¡This is the pencil! This is the pencil of Esther Píscore. This is not the pencil of Louis Jefferson. Is this pencil of Louis Jefferson? No, you know why? Because this pencil is of Esther Píscore. This pencil is of Esther Píscore. ¡This pencil! Is this pencil of Esther Píscore? No! This is the pencil of Esther Píscore. Wait a moment, wait a moment, where is Esther Píscore just now? Is she cleaning the blackboard? Is she clapping hands at the “publico”? Is she looking for a bus at the avenue? Look at the… look at the feet, avenue? No, she went to the bathroom!

(Daniel se da la vuelta y sale de escena. Marcos se queda sentado solo mirando al cielo y al poco rato lo llama para que se vuelva a acercar)

Marcos Mundstock: My dear friend, my dear friend, you are… “arrr”… “equivocated”. Y yo creo saber la razón de su error. Lo que pasa es que la palabra “Terpsícore” tiene una “p” y a continuación una “s”, lo que podríamos denominar un “diptongo de consonantes” o “diptongonante”, según algunos autores. Sí, algunos ya le dicen “consonantongo”… allá ellos… Pero digamos es una simple yuxtaposición de consonantes, y creo que ahí radica la dificultad. Dígame, ¿usted normalmente tiene problemas con la yuxtaposición?
Daniel Rabinovich: No he recibido queja alguna hasta ahora.
Marcos Mundstock: Fíjese como lo pronuncio yo: “Ter-p-sícore”. El labio superior arriba y el labio inferior abajo.
Daniel Rabinovich: En la posición tradicional.
Marcos Mundstock: Doctor, le propongo que practiquemos.
Daniel Rabinovich: ¿Aquí?
Marcos Mundstock: Sí, por qué no. A ver, haga “ps”
Daniel Rabinovich: ¿Aquí? ¡Ah, el consonantongo! ¡Ps, ps!
Marcos Mundstock: Le sale perfecto. Muy bien.

(De repente aparece Carlos Núñez Cortés en escena con una servilleta en el brazo y una carta en la mano y se acerca a ellos)

Daniel Rabinovich: Psss, psss…
Carlos Núñez Cortés: ¿Llamaban los señores?
Daniel Rabinovich: … psss, psss, psss, psss, psss…

(Daniel Rabinovich lo mira sorprendido y Marcos le hace un gesto para que no diga nada)

Marcos Mundstock: Sí, ¿qué tenemos para comer hoy?
Carlos Núñez Cortés: Bien, para hoy tenemos… si los caballeros gustan podrían comenzar… bueno, de primero tenemos… de primero el chef recomienda… tenemos… en un restaurante de esta categoría, naturalmente, todo muy fresco… eh… tenemos… eh… eh… imagi… eh… de primero… y de segundo también… eh… bueno, imagínense ustedes que cuando… eh…
Daniel Rabinovich: ¿Qué le pasa?
Carlos Núñez Cortés: Lo tengo en la punta de la lengua y por más…no… eh… lo intento.
Marcos Mundstock: Y hombre, ¿por qué… por qué no trata de recordar?
Carlos Núñez Cortés: Bueno, lo intento, lo que pasa es que cuesta…
Daniel Rabinovich: Tiene la carta en la mano, lea la carta, hombre.
Carlos Núñez Cortés: Je, je, je, claro… “Querido sobrino: Aquí estamos todos muy bien y te echamos de menos. Techamos de menos porque se nos acabaron las tejas, el mes próximo terminaremos de techar. Tuya, tu tía Carolina.” Bueno, eso es todo lo que dice…
Daniel Rabinovich: Muchísimas gracias, retírese tiene un ocho.

(Se da la vuelta Carlos Núñez Cortés y sale de escena)

Daniel Rabinovich: Yo no… no podía comprenderlo de ninguna manera, querido colega, porque usted lo enuncia de manera incorrecta. La musa de la danza es “Terpsícores”.
Marcos Mundstock: ¿Cómo va a ser “Terpsícores” si es una sola? O a usted sus amigos le dicen: “Hola, ¿cómo te va, ¿Albertos”? Es una, Terpsícore.
Daniel Rabinovich: Mis amigos me dicen Luis… También es uno Aristóteles, Arquímedes, Eurípides, “Platóns”… albóndigas…Platóns de albóndigas…
Marcos Mundstock: Perdone, doctor, pero noto en usted una incontenible e irrefrenable tendencia y/o compulsión a referirlo todo a temas de la ingesta y/o/u… ae-ae… gastronómicos. De sus palabras surge a las claras…
Daniel Rabinovich: No, se baten las claras de huevo a punto de nieve, se lo mezcla con el almíbar y se lo hornea…
Marcos Mundstock: La danza, la danza querido amigo, una de las expresiones más genuinas del ser humano que se manifiesta con saltos, giros, contorsiones, se baten palmas, los bailarines…
Daniel Rabinovich: No, se baten las claras de huevo a punto de nieve, se lo mezcla con el almíbar y se lo…
Marcos Mundstock: No, no, se baten palmas. ¿No vio que los bailarines se marcan el ritmo batiendo palmas? Por ejemplo…

(Marcos empieza a tocar palmas, Daniel le mira extrañado pero al final le sigue y al oír las palmas Carlos Núñez Cortés vuelve a entrar en escena con la carta en la mano y la servilleta en el antebrazo)

Carlos Núñez Cortés:¿Llamaban los señores?
Marcos Mundstock: Eh… sí, ¿qué tenemos para comer hoy?
Carlos Núñez Cortés: Bien, para hoy tenemos lengua a la vinagreta, ajíes rellenos, pulpo a la gallega y merluza.
Marcos Mundstock: ¡Caramba, caramba!
Carlos Núñez Cortés: No, “caramba” no nos queda, lo lamento mucho va a tener que elegir algo del menú.
Daniel Rabinovich: ¿Cómo puede ser la merluza?
Carlos Núñez Cortés: La merluza puede ser a la plancha o bien arrugada.
Marcos Mundstock: Perdón, ¿después de los pimientos rellenos y la lengua a la vinagreta que viene?
Carlos Núñez Cortés: Un poquito de acidez.

Mirando a Marcos Mundstock Daniel Rabinovich comenta:

Daniel Rabinovich: Está bastante mejor, ¿eh?
Marcos Mundstock: Hoy está bien, así que hoy no le hacemos el electroshock. De todos modos siga con las pastillitas, con los psicofármacos y nos ve el lunes…

(Carlos Núñez Cortés respira aliviado al conocer que no le van a hacer el electroshock, se da media vuelta y sale de escena otra vez. En cuanto sale, tanto Daniel como Marcos se vuelven hacia el público y comienzan a hablar al mismo tiempo cada uno de una cosa distinta sin hacer caso el uno del otro)


Daniel Rabinovich
    
Marcos Mundstock
Se baten las claras de huevo a punto de nieve, se lo mezcla con el almíbar y se lo hornea unos veinte minutos aproximadamente hasta tener terminado este pequeño pastel de forma ahovada llamado merengue que lo vamos a dividir en dos mitades. La mitad inferior, o hemi-merengue inferior la podemos cubrir con un poco de mermelada de fruta o crema Chantilly, y la mitad superior o hemi-merengue superior o ut supra hemimerengue la podemos decorar con una pequeña fruta, por ejemplo una sandía en la parte...     Las danzas tropicales han tenido su auge en los salones de occidente desde tiempos inmemoriales. Por ejemplo tenemos el cha-cha-cha, que en realidad fue una continuación con leves deformaciones del mambo. Pero teníamos dos orígenes para las danzas tropicales, las de origen afroamericano y también las de origen andaluz como el tango, la rumba, el tanguillo, el merengue, el joropo, la cumbia, inclusive…


Marcos Mundstock: ¿Una sandía?
Daniel Rabinovich: Una pequeña, de ocho quilos…

(Marcos silba al oír el peso de la sandía y automáticamente se enciende un foco que ilumina a un sonriente Carlos Núñez encantado de poder volver a escena)

Marcos Mundstock: ¿Y no le aplasta el merengue?, discúlpeme que se lo diga de esta manera…
Daniel Rabinovich: Sí, a veces se aplasta el merengue porque si usted pone la sandía…
Carlos Núñez Cortés: ¿Llamaban los señores?
Marcos Mundstock: Sí, ¿qué tenemos de postre para hoy?
Carlos Núñez Cortés: De postre tenemos… merengue.
Ambos: ¡De postre tenemos merengue!

De postre tenemos merengue...…
De postre t
enemos merengue...…

(Salen los tres del escenario mientras cantan el merengue. Se apagan las luces y se oye a Carlos Núñez Cortés presentar la canción)


Carlos Núñez Cortés: De Johann Sebastian Mastropiero, su merengue “El Negro Quiere Bailar”.



Ya llega el fin de semana
Ya es la hora de gozar
El negro ya se prepara
El negro quiere bailar

No puede ya contenerse
Ya no se puede frenar
El negro quiere moverse
El negro quiere bailar

¡Ay! ¿Qué quiere el negro?
El negro quiere bailar
¡Quetequetey! ¿Qu
é quiere el negro?
El negro quiere bailar

Pero hay un inconveniente
El negro quiere bailar
Un pequeño inconveniente
El negro no sabe bailar.

El negro piensa en la danza
Y no sabe como hacer
Al fin el negro se lanza
Decide ir a aprender

El negro va a la academia
Para aprender a bailar
La profesora le enseña
Los pasos que debe dar

Un paso para adelante
Un pasito para atrás
Un paso para adelante
Un pasito para atrás

Un paso para el costado
Un paso pa’l otro “
lao”

Saltando pa la derecha
Saltando para la izquierda
Saltando pa la derecha
Saltando para la izquierda

Para arriba las manos
Para arriba las manos
Moviendo la cintura
Moviendo la cintura
Moviendo las caderas
Moviendo las caderas
Se da la media vuelta
Se da la media vuelta

Las manos
Las manos
Las piernas
Las piernas
Los brazos
Los brazos
Cadera
Cadera

Las manos
Las manos
Las piernas
Las piernas
Los brazos
Los brazos
Cadera
Cadera

El negro está muy contento
Las manos, las piernas, l
os brazos, cadera
Bailando está todo el día
Las manos, las piernas, los brazos, cadera
Y baila toda la noche
Las manos, las piernas, los brazos, cadera
Y baila con alegría
Las manos, las piernas, los brazos, cadera

¡Bailar de esta forma puede ser perjudicial para la salud!

El negro baila que baila, gusta bailar
El negro bail
a que baila sin descansar

¿Qué le dijo la profesora?
Que moviera las manitas
¿Qué le dijo la profesora?
Que moviera las caderas
¿Qué le dijo la profesora?
Que moviera el esternocleidomastoideo

Que bonito baila el negro
Piensa sólo en bailar
Que bonito baila el negro
Sin cesar

Quinta posición
Pa
s de bourrée
Une pirouette
Une grande jetée

El negro entonces sospecha
Que ha sufrido un traspiés
En la academia que ha ido
Lo que se enseña es ballet

Y a que ninguno adivina
Donde baila el negro hoy
Hizo brillante carrera
Es bailarín del Bolshoi



(Se ve a Marcos Mundstock frente al micrófono para comenzar a leer la introducción de la siguiente obra, cuando se oyen en off las voces de Daniel y Carlos Núñez)

Daniel Rabinovich: Luisa… Luisa… Luisa… Luisa, vení… Luisa… ¡Luis Alberto, te estoy llamando! La pata.
Carlos Núñez Cortés: ¿Sí?
Daniel Rabinovich: ¡La pata!

(Carlos Núñez se acerca a él y al segundo va hacia Marcos, el cual espera enfrente del micrófono mirando la escena y le da un zapato)

Daniel Rabinovich: No, no, ¿qué hacés? Vení, vení… La pata, llevámela para el norte.
Carlos Núñez Cortés: Ay, ¿pero qué te pasó?
Daniel Rabinovich: Tuve un accidente espantoso…
Carlos Núñez Cortés: ¿Pero cuándo?
Daniel Rabinovich: Recien, me quedo la pata así para arriba… Yo estaba haciendo “la muerte del ganso” y de repente volqué…

(Por fin salen los dos del escenario y Marcos se acerca al micrófono y comienza a leer)

Marcos Mundstock: Cuero de vaca cosido a mano, industria argentina…

(Se queda mirando la carpeta sorprendido por lo que acaba de decir y de repente se da cuenta de que está leyendo la etiqueta del zapato que le acaba de dar Carlos Núñez. Cuando el público comienza a aplaudir Marcos muestra orgulloso el zapato, atribuyéndole el mérito. Marcos llama a Carlos Núñez a escena y cuando se acerca le dice por gestos que se lleve el zapato. Carlos al verlo con el zapato en la mano le dice que lo esconda)

Carlos Núñez Cortés: ¿Pero qué, te has vuelto loco?

(Le hace un gesto diciendo que no puede sacar un zapato así, delante del público, que se tranquilice que él le va a sacar de este apuro. Se queda mirando unos instantes al público, sin saber cómo escaparse del escenario y finalmente hace una reverencia de las que sólo él sabe y sale. Marcos le mira extrañado, saca de nuevo el zapato y le dice otra vez que lo que quiere es que se lo lleve y Carlos vuelve a entrar y le trae el otro zapato. Marcos desesperado le vuelve a llamar, con los dos zapatos en la mano y Carlos vuelve a entrar en escena, le vuelve a poner los zapatos a la espalda para que el público no pueda verlos)

Carlos Núñez Cortés: Disimula…

(Se ponen a silbar mientras que con muy poco disimulo Marcos le pasa a Carlos los zapatos y por fin sale del escenario. Marcos va a empezar a leer y de repente aparece Daniel en escena con una linterna en la mano alumbrando el suelo del escenario buscando sus zapatos. Da una vuelta y cuando pasa al lado de Marcos le ilumina los pies, hace un gesto que indica que los que él lleva no son los suyos y sale del escenario. Marcos por fin se queda sólo y se dispone a leer la introducción de la siguiente obra)





Fuente: Los Luthiers de la Web